Allí donde tuvo un lugar la exclusión de un miembro de la familia se produce un movimiento para reincorporar al miembro excluido u olvidado y restituirle el lugar que le corresponde. Hasta tanto, él será representado por otro miembro de la familia. La persona excluida se apodera de ese miembro sin que éste se percate de ello. A través de esta persona el excluido se hace notar en la familia. 

Esta persona se siente igualmente excluida. Ella asume los sentimiento y los síntomas del excluido y finalmente también su destino. 

En las Constelaciones familiares este enredo sale a la luz. El enredo puede desarticularse si el miembro excluido de la familia vuelve a ser integrado a ella.

Lo que aquí llama la atención es que por lo general el enredo recae sobre un miembro de la familia que no tiene responsabilidad alguna de la exclusión. A menudo viene de la generación precedente anterior, o aun de la precedente. Este miembro es elegido para ello por otra fuerza, más allá de nuestros conceptos sobre  culpa e inocencia.

En este sentido el enredo actúa de modo impersonal. Actúa sobre todo el conjunto. Desea reconstruir el orden para que lo que está separado vuelve a integrarse.

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